miércoles, 27 de julio de 2011

a mi juventud

con los brazos cansados, impunes del dolor,
no un dolor cualquiera, si no, el mas ávido de impotencia;
me miró y esbozo una sonrisa, sonrisa pura y destellante
limpia y serena. al momento de cerrar esa reja,
entendí como no se puede encerrar a la juventud.
no hay hierro, obstáculo o idea opresora que detenga su paso
que la haga frenar, no duda ante el llamado de un amigo
siempre alerta a toda injusticia, la juventud no llego para irse,
la juventud llego para vivirse!

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